Me encanta la noche del 31 de octubre. Es una noche que entraña misterio y mucha, mucha magia. Sin embargo, me niego a llamarla Halloween, - o jalogoín como dice mi madre-. A mí me gusta más llamarlo Noche de Brujas, porque oiga, ¡¡haberlas,
haylas!! y son un producto de lo más nacional. Doy fe ;-D
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